La Mirada de Todos | Oposición hasta la traición

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Esta semana que termina se hizo la esperada y lógica reunión de los presidentes Nicolás Maduro y Juan Manuel Santos, como esperaba todo el mundo sirvió para reestablecer los canales de diálogo y entendimiento para los justos reclamos venezolanos, ya que las exigencias primarias de Colombia ya nuestro gobierno las había satisfecho en las lógicas excepciones que debían darse en el cierre fronterizo. Se produjo igualmente la primera reunión de trabajo que busca atacar el grave problema del contrabando y la construcción de políticas conjuntas en seguridad fronteriza en general.

En perspectiva de este conflicto, cuyo nivel crítico duró casi un mes, se pueden sacar saldos positivos y negativos. A los primeros no me voy a referir porque depende del cumplimiento de los acuerdos por parte de Colombia. Más bien me quiero referir a los segundos, los negativos, y en particular a relacionados con los actores de la oposición venezolana cuyo pobre y precario papel ya es casi normal, porque al parecer reaccionan sin medir las consecuencias de los posibles escenarios futuros y sus resultados casi siempre caen en la desgracia del ridículo. La oposición venezolana se comporta como esos borrachos que están acostumbrados a poner la cómica en las fiestas y reuniones y luego no sienten pena alguna al día siguiente porque saben que amigos y familiares entienden que ellos “son así” y ya perdieron la vergüenza.

Sin importarle su país –no digo Patria porque ellos no entiende qué es eso- salieron corriendo a hacer declaraciones locas y destempladas con los mismos argumentos que los colombianos. A estos últimos se le entienden y justifican sus opiniones porque, al fin y al cabo, no era poco lo que estaban arriesgando y perdiendo con el cierre fronterizo, pero ¿Cómo se le ocurre a la oposición venezolana criticar una medida de resguardo de los intereses económicos de Venezuela? Pudieron tomar posiciones más inteligentes, menos estúpidas. Oponerse al gobierno, desde luego, pero desde una perspectiva más bien de forma que de fondo. Se me ocurre por ejemplo, que hubieran podido criticar el Estado de Excepción, incluso relacionarlo con el supuesto intento del gobierno de “suspender las elecciones” y obviar las críticas del cierre fronterizo como tal. Pero no, salieron como siempre a cavar su propia tumba, al enfocarse en la defensa de los derechos humanos de los colombianos como si ellos fuesen la OEA o la ONU. Qué falta de tino y de sentido político.

María Corina Machado, cuyo interés de una MUD paralela no puede ocultar, hasta se vino a la frontera a realizar su “show” en solitario. Por su parte, alias “El Chuo” no podía quedarse atrás y competía incansablemente por meter más la pata que la propia María Corina. Detrás de ellos, un montón de opinadores, convertidos de la noche a la mañana en internacionalistas, vociferaban a todos los medios internacionales contra Venezuela por la violación de los derechos humanos de los colombianos. Mal cálculo, mal tino.

Cómo pueden ser tan ilusos para sostener tales argumentos en un país que le da seguridad social a casi 6 millones de colombianas y colombianos. ¿Por qué no piensan en estrategias más inteligentes y dignas antes de quedar como los ridículos de la fiesta oposicionista? ¿A quién le dirigían ese mensaje y qué pretendían con ello? Porque seguramente a los miles de tachirenses que hoy llenan sus tanques de combustible sin perder tiempo en colas no les caería muy bien esa actitud de la oposición. ¿Será que María Corina Machado está aspirando a ser alcaldesa de Cúcuta? Es muy posible porque ya fue embajadora de Panamá. ¿Aspirará el “Chuo” Torrealba a conformar un partido con los paramilitares colombianos? Son preguntas que se deben estar haciendo las venezolanas y venezolanos que adversan al gobierno.

A nosotros los chavistas, no nos extraña tales estupideces políticas. Deberían aprender de la oposición en Colombia, cuyas posiciones contra el gobierno de Santos no llegan hasta el nivel de traicionar a su propio país. Ni los uribistas, ni los izquierdistas colombianos salieron tan mal parados de este conflicto, antes por el contrario, incluso la izquierda colombiana cercana al chavismo venezolano, tomó posiciones conservadoras.

En el fondo, y dada la similitud de los discursos de Álvaro Uribe con los de María Corina Machado, alias “El Chuo”, Capriles y los cientos de “expertos” venezolanos que se pronunciaron contra el cierre fronterizo, no queda otra cosa que pensar en los compromisos ECONÓMICOS más que en los políticos. No queda duda, Alvaro Uribe financia a la oposición venezolana. No hay otra explicación para la torpeza política de estos “ridículos de fiesta” sobre todo tan cerca de un proceso electoral. ¿Cuántos votos perderían en el Táchira, Maracaibo y Apure? Seguro que muchos.