La Mirada de Todos |Una diputación: participación versus representación

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Por José Gregorio Vielma Mora
@VielmaEsTachira

Gracias a esta revolución bolivariana tengo experiencia de participación en cuerpo deliberante como nuestra Asamblea Nacional. De hecho formé parte de la primigenia Asamblea Nacional Constituyente que dio origen a nuestra estructura actual del Estado, pero también formé parte de la Comisión Delegado para la transición antes de las nuevas elecciones del año 2000, para relegitimar todos los poderes, mal llamado en esa época el “Congresillo”. Esta experiencia me hace entender la importancia de esa representación de soberanía en el marco de la estructura de nuestro Estado.

Según A. GARRORENA: “Podemos definir la representación política como aquel instituto de Derecho público que hace posible la presencia indirecta de los ciudadanos en la vida del Estado al constituir a favor de determinados sujetos, democráticamente habilitados para ello, la presunción de que sus actos valen como actos de la propia ciudadanía” Este concepto clásico de representación política ha venido acompañando a todas la sociedades liberales, desde EEUU hasta los regímenes más parlamentaristas como Inglaterra.

Ahora bien, esta teoría de la representación, hacia finales del siglo XX, entró en crisis. Por una parte, porque en los principios clásicos de la democracia, esta representación es genérica y la figura de los partidos políticos como agentes de los intereses dominantes, la fue degradando hasta despojarla del espíritu popular que la inspiró en los primeros estados liberales.

En EEUU, por ejemplo, la representación de ambas cámaras –tanto la del senado como la de representantes- responden a los intereses que financian y apoyan a los 2 grandes partidos –demócrata y republicano– así la representación parlamentaria en ese país, supuesto ejemplo de democracia, tienen que rendir cuentas a las grandes empresas petroleras, las fabricantes de armas, el poderoso sector financiero, entre otros segmentos de la economía que varían según el estado o región donde están asentados esas emporios empresariales.

Como disimulo, y para guardar las apariencias, puede haber una mínima representación de los afrodescendientes, de los latinos y todos aquellos sectores mayoritarios que, a la postre, son más afectados y pobres, en esa sociedad desigual. En la sociedad norteamericana, tan alabada por la derecha venezolana, la representación de la mayoría es mínima. He allí la crisis de la representación y la decadencia de esos cuerpos parlamentarios.

Ahora bien, cuando formulamos y aprobamos nuestra Constitución Bolivariana, se dejó de lado el decadente concepto de REPRESENTACIÓN para sustituirlo por el concepto de PARTICIPACIÓN PROTAGÓNICA. Nuestra democracia pasó de ser “representativa” a ser una democracia participativa y protagónica.

Este cambio conceptual implica no solamente un cambio formal, constituye, sin lugar a dudas, un reto de maduración de la sociedad venezolana. Muchos de nuestras ciudadanas y ciudadanos no están consciente de la trascendencia de esa transformación política. En verdad, para llevar a la realidad este tremendo avance constitucional es necesario un pueblo cada vez más consciente de su protagonismo consagrado constitucionalmente.

Esa es la real y contundente importancia de las próximas elecciones parlamentarias. En nuestro esquema de separación de poderes, nuestra Asamblea Nacional, no solamente eliminó la figura del Senado, cuya existencia es la validación y reconocimiento de una clase privilegiada con representación parlamentaria. El Senado, históricamente hablando, es la conformación de representatividad de los “notables” que no son otra cosa sino la presencia en el parlamento de la clase dominante de una sociedad. Así fuimos durante toda la 4ta. República, cuya Cámara del Senado, aprobaba desde los más altos ascensos del estamento militar hasta vetar o negar cualquier decisión de la Cámara de Diputados, vale decir, una representación superior.

Estas cuestiones son importantes en esta época de toma de decisiones, para que nuestro pueblo no olvide quiénes son sus verdaderos representantes. Sin duda, las postuladas y postulados del chavismo y de la revolución son los garantes de este nuevo orden de participación protagónica. Aquellos de la derecha venezolana que aspiran a ser electos a la Asamblea Nacional son agentes de la destrucción de la misma. Esos no van con la intención de hacer leyes buenas para nuestro país, quieren entrar con el ánimo de dinamitarla para volver al esquema anterior de privilegios y de “senadores”.

Llamó al pueblo del Táchira a estar consciente de estos principios de fondo y elegir a sus verdaderos y verdaderas asambleístas que no irán a sabotear ni mediatizar su participación protagónica.

@VielmaEsTachira