La edición número 44 de la Vuelta al Trompo de Borotá se realizó este sábado Santo sin percances y mucho éxito, ratificando una vez el porqué fue declarada como Patrimonio Tradicional, Cultural y Turístico del Táchira por el Gobierno Regional.
Dos “monjas” con 9 y 7 equipos respectivamente, fueron el ingrediente de este encuentro anual que tuvo un recorrido de 3 km por las principales calles de Borotá, en honor a señora Blanca Yoncoza, una matrona respetada y de reconocida trayectoria en Lobatera.
Una vez más, la Corporación Tachirense de Turismo e INATUR Táchira, se unieron a este magno evento, así como a mayor escala, lo hizo la Dirección de Cultura regional y diversas empresas que dieron importantes aportes a la Organización.
Una historia de amor
Cuenta la historia que el fundador de Santa Ana del Táchira, Don Timoteo Chacón quiso hacer algunas reparaciones a su casa, por lo que pidió a un carpintero de nombre Juan Pablo que se encargara de tales oficios. Sin embargo, el joven carpintero se enamoró de su hija, Ana, de quien se enamoró perdidamente y pidió su mano.
La petición fue rechazada por Don Timoteo y la pareja decidió huir. Dice la tradición oral que el señor Chacón soltó los perros cazadores para buscar a la pareja pero no nunca se supo del destino final del joven Juan Pablo ya que esa noche, hubo una recrecida del río Quinimarí debido a la intensa lluvia.
La joven desolada hizo entender a su padre que era amor verdadero al llorar tanto su pérdida y en honor al joven desaparecido, Don Timoteo Chacón decidió institucionalizar la fabricación y juego del trompo.
Alfonso Peña, funcionario muy respetado en COTATUR por su antigüedad y sabiduría, apunta como hecho histórico que la Vuelta en Trompo nació en Santa Ana del Táchira, hoy capital del municipio Córdoba, pero desde que los habitantes de Borotá quedaron campeones, los Santaneros decidieron no volver a organizarlo, por lo que pasó a manos de la comunidad de Lobatera que se une año tras año para celebrar cada sábado Santo este festival.
Para visitar en Borotá
El avión, en memoria a los dos pilotos oriundos del sector, quienes tras emocionarse por sobrevolar la tierra que los vio nacer, cayeron en picada, encontrándose con la muerte; la iglesia en honor a Santa Rosalía de Palermo, el parque Tío Conejo y la plaza del Trompo. FIN / Élida Moreno. Fotos: Alfonso Peña
