Con tan solo 12 años de vida, el atleta Willy Ávila ya sueña con llegar a las olimpiadas de Tokio 2020 y emular a su héroe deportivo Antonio Díaz.
Pequeño en estatura, pero grande en su fortaleza mental es la primera impresión que se deja ver en el campeón Willy Ávila, atleta de Karate-Do en la modalidad de combate, quien ya cosecha grandes victorias y se perfila como gran promesa deportiva de las artes marciales venezolanas.
Durante el pasado campeonato panamericano realizado en Guayaquil, Ecuador, Ávila logró colgarse la medalla de bronce para Venezuela, luego de haber derrotado a sus contrincantes de Canadá, Brasil, Colombia y Ecuador, teniendo un empate ante su rival de Guatemala, lo que le totalizó 3980 puntos para subir al podio.
“Fue mucho tiempo de alegría, las competencias fueron todas rudas y el combate más difícil fue ante Guatemala, en Ecuador me apoye con mi compañero José Daniel Morales, y mi objetivo es llegar a Tokio 2020 y sino a las olimpiadas de 2024, le doy las gracias a mis padres por todo el apoyo que me brindan siempre, ya que quiero llegara a ser campeón mundial como Antonio Díaz” expresó el capeón Willy Ávila.
Ávila entrena en la escuela de artes marciales Dojo-SeiBukan en San Cristóbal y actualmente es el primero en el ranking de la federación venezolana de Karate-Do (FVKD), siendo el monarca de la categoría kumite juvenil masculino 12-13 años -35kg con 3920 puntos.
Xiomara Guillen madre de Willy expresó que su primera reacción al saber de la medalla de bronce fue saltar y llorar de alegría “Este es un deporte muy bonito y de mucha disciplina, el deporte es muy importante en nuestros niños, si un niño es deportista y va bien en sus estudios tendremos buenos hombres en nuestros hogares” indicó Guillen.
Las próximas competencias del pequeño campeón Willy Ávila serán los torneos de Karate-Do de la feria en enero de 2017, posteriormente viajará al nacional de la FVKD y de allí al suramericano que se realizará en la ciudad de Caracas en Febrero de 2017. FIN /José Manuel Chacón / Imágenes: Cortesía Xiomara Guillen / Imágenes: Edgar Rico
