Opinión | La Mirada de Todos: La organización social y la seguridad ciudadana

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por José Gregorio Vielma Mora

Ningún gobierno había invertido tantos recursos en seguridad ciudadana. Desde el año 2006, fecha en que arrojó los resultados la consulta pública para la reforma policial (CONAREPOL) se viene destinando importantes recursos –tanto centralizados como descentralizados- para fortalecer los organismos de seguridad ciudadana. Se aumentó la capacidad de respuesta tanto de las policías regionales y municipales, se crea el Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana y se ha venido acrecentando el número de funcionarios del CICPC. Todos los estudios realizados en esa materia determinan que junto al crecimiento cuantitativo y cualitativo de las fuerzas policiales, es necesario disminuir los niveles de violencia en la sociedad venezolana, producto de tantos años de exclusión social.

Pero todos estos esfuerzos serían en vano si, paralelo a ello, no se planifican y ejecutan políticas públicas dirigidas a reducir esos niveles de violencia y se continúa el proceso de desarme de la sociedad venezolana. Para ello, el Comandante Hugo Chávez, creó la Gran Misión A Toda Vida Venezuela la cual, a diferencia de otras misiones cuyos objetivos son más concretos, tiene objetivos de mediano y largo plazo: parte del problema de nuestros organismos de seguridad, pasa por una política sostenida de desarme,  y tiene el difícil propósito de reconfigurar el sistema penal venezolano y la política penitenciaria.

Ahora bien, la forma de lograr en un tiempo finito los objetivos de esta misión, es a través de la participación activa de las ciudadanas y los ciudadanos. Sin la presencia de la gente no será posible alcanzar estas metas urgentes y complejas porque implican la conciencia de todas y de todos, de la organización popular y un nivel de compromiso que entienda que el problema no es sólo de gobierno y policías sino de toda la sociedad.

La violencia, como centro del problema, requiere de la responsabilidad de madres y padres, maestras y maestros, en fin de una conducta social  generalizada que vea en la paz y la convivencia, la única salida posible a este gravísimo problema.

En días pasados el Presidente Nicolás Maduro señaló que no iba a permitir el “malandraje” en los conjuntos sociales de la Gran Misión Vivienda Venezuela, pero más allá de la presencia de los organismos de seguridad ¿Por qué estos compatriotas que se les entregan las nuevas viviendas no son capaces de organizarse para no permitir la formación de bandas y el tráfico de drogas en esos hábitat cuya socialización está apenas comenzando?

Hay dos respuestas posibles: el miedo y el bajo nivel de organización interna de las y los nuevos vecinos? Una cosa lleva a la otra. El miedo es lógico, porque nadie se va a enfrentar a individuos que están armados y que son capaces de matar.

Una familia individualmente no puede enfrentar aisladamente estas desviaciones nacientes, pero estamos seguros que la mayoría de familias sanas y trabajadoras, dispuestas a seguir elevando su nivel de vida, en forma organizada y conscientes que su propiedad no es solamente el apartamento dado por derecho sino todas las áreas comunes que conforman su hábitat, serán un freno categórico y determinante a ese “malandraje”.

Esto es extensivo a toda nuestra sociedad, no únicamente a las y los compatriotas de la Gran Misión. Es menester que, en los barrios y urbanizaciones, la gente se organice. Las juntas de condominio, los consejos comunales y cualquier otra organización en nuestros pueblos y caseríos tienen que ser capaces de interactuar con los organismos de seguridad para derrotar al delito y a la violencia en todas sus formas y niveles.

A todo riesgo, porque de igual modo lo estamos corriendo en forma individual y el Estado, por sí solo, no será capaz de instrumentar exitosamente las políticas de seguridad ciudadana sin la participación de la sociedad organizada. La seguridad no es un problema de policías nada más

Por su parte, en la medida que ocupemos y le demos mayor participación a los servicios de policía comunal, creados por el nuevo modelo policial, en nuestras comunidades y se avance en la disminución del homicidio, el robo y el tráfico de drogas, podrán destinarse más funcionarios al contacto directo con las comunidades porque las exigencias de los otros servicios habrán bajado.

Todos los caminos conducen a Roma: la organización, la participación y el compromiso. Superemos el miedo a través de la derrota al individualismo y desaparecerán las rejas de nuestras ventanas… no serán necesarias.

@VielmaEsTachira