La Mirada de Todos | La producción en Venezuela y la ExpoTáchira 2015

MG_9391

por: José Gregorio Vielma Mora

Desde 1940, la clase política y económica venezolana ha destacado la necesidad de desarrollar un país productivo, capaz de tener una base económica sólida que garantizará el desarrollo sostenido y sustentable. La agricultura en Venezuela, que nunca se recuperó del todo de la devastación producida por la cruenta y heroica Guerra de Independencia, llega a mediados del siglo XX reflexionando sobre la necesidad de aprovechar la riqueza petrolera para impulsar el desarrollo. Alberto Adriani y Arturo Uslar Pietri, fueron tan categóricos en sus afirmaciones sobre esta idea que los historiadores no se atreven a afirmar cuál de estos ilustres venezolanos dijo la frase de “sembrar el petróleo”.

Esa frase persiguió sin piedad y sin pausa a todo el proceso que siguió hasta fines de ese siglo. Para Acción Democrática y Copei fue ésta la idea que acompañó a cada nuevo gobierno de turno. Nuestro Comandante Hugo Chávez, insistió sin descanso en esta urgente necesidad: desarrollarnos como país productivo tanto para abastecernos como para exportar bienes terminados, superando el nivel básico y rentista de la exportación de materia prima (petróleo y hierro).

Pero vale preguntarse ¿Por qué no hemos logrado esta meta a pesar de tener antigua conciencia de ella? Una primera causa está relacionada con el bajo nivel de acumulación de capital, es decir, el bajo nivel de inversión productiva de la burguesía venezolana.

Si la oposición argumenta que este gobierno ha alejado las inversiones tendrá que justificar también por qué durante más de 60 años (1940-1998) siendo la consigna y promesa permanente de las ofertas electorales desarrollar nuestro potencial productivo, no se hizo.

Nuestra economía lamentablemente es una economía de puertos, y es así porque si ponemos en una balanza a los “empresarios” importadores y los verdaderos empresarios productivos, con seguridad la balanza se inclinaría hacia los primeros. Nuestra baja producción es un mal estructural. El rentismo en Venezuela encuentra su primera causa en una clase empresarial con un histórico bajo nivel de emprendimiento y poca o ninguna absoluta fe en su país.

Cuando se dice que “las crisis son oportunidades” es un acierto estratégico que debe servirnos de experiencia definitiva para empezar a construir un país altamente productivo. No hay excusa. Ni siquiera es aceptable la argumentación de la falta de seguridad jurídica o la falta de divisas. Llegó la hora de diversificar la fuente de divisas.

“Sembrar el petróleo” no significa apoyarse en el ingreso petrolero para desarrollar la economía. Creo que allí está la debilidad de esa idea y por eso debemos enfocarnos a producir sin dependencia de las divisas del Estado, que si bien nos pertenece a todos, no puede seguir siendo la condición única para producir.

Producir en paralelo a la riqueza petrolera es romper con la dependencia de las divisas del Estado y, por lo tanto, con mecanismos de control necesario como el cambiario.

Es la hora de creer e invertir. Es el momento adecuado para soñar con otro país que requiera importar lo que le es imposible producir y sea capaz de equilibrar su balanza de pagos con exportaciones agroindustriales y bienes terminados.

Es vital que los emprendedores y empresario amen a su tierra y reinviertan sus capitales en esta tierra generosa. Por esa razón, este gobierno revolucionario está estimulando los espacios de encuentro para la producción. La ExpoTáchira.