La Mirada de Todos
Por José G. Vielma Mora
No hay duda, la espiral especulativa tiene como su gran aliado la pasividad de los consumidores. Para la señora que va a la panadería es un verdadero misterio el aumento de los precios semana a semana. El dueño de la panadería, inexplicablemente colocándose como víctima, le argumenta con su cara muy lavada, que ese producto llegó a ese precio, como que su porcentaje de ganancia en la venta de ese producto no existiera y su venta es una especie de acto de piedad frente al comprador: “El culpable es este gobierno” y la actividad especulativa gananciosa se realiza con impunidad y la señora realiza el pago del producto casi agradeciéndole al especulador la solidaridad mostrada y aquél, cuyas ganancias han aumentado como nunca, se frota las manos gustosamente por mantener sus tasas de ganancias por encima de un 100 o 150%.
La guerra económica actual tiene mecanismos afinados para su acción especulativa. Esta semana se fijó el precio justo de los huevos de gallina, toda Venezuela amaneció asombrada con esa noticia. Este precio se acordó con los productores e intermediarios y se estableció en 420 Bs. el cartón (30 unidades). La señora que le estuvo pagando al dueño de la panadería 1000 o 1200 Bs. por ese cartón se pregunta quién se había quedado con ese diferencial de precios en todos estos meses, en términos coloquiales, quién la robó. El dueño de la panadería al enterarse del nuevo precio sigue con su estrategia especulativa y esta vez advierte a la señora que los huevos van a desaparecer. Efectivamente, los huevos que tenía para la venta antes del anuncio los escondió, es decir desaparecieron porque para el ladrón ganarse solo 100 Bs. por cartón no es negocio, prefiere perder la venta pues ya se acostumbró a especular con todos los productos. A la señora le quedan 2 opciones: sigue creyendo en la “solidaridad” del panadero o le reclama y exige respeto como compradora.
El pueblo debe reaccionar. El caso de los huevos revela todo el entramado montado contra nuestra población, el clima de complicidad de los actores económicos y las matrices de opinión que inmovilizan y crean pasividad en los consumidores bajo el argumento de la culpabilidad del gobierno. Cuando hablo de exigencia, en ningún caso estoy llamando a la confrontación entre vendedores y consumidores, me refiero al reclamo basado en el derecho de las venezolanas y los venezolanos a tener acceso a los bienes que recibe.
Ya basta de culpar al gobierno solamente de la inflación y ampararse en ello para especular. En todos estos meses hemos visto quiénes son los verdaderos culpables de la inflación y el desabastecimiento. El pueblo venezolano no puede continuar pasivo frente a los vendedores, debe reaccionar en defensa de sus derechos porque esos dólares nos pertenecen a todas y todos.
Los minoristas, a su vez, no podrán seguir utilizando la excusa de siempre porque en adelante, se podrá saber cuánto cuesta producir o importar un producto y el manto oscuro con que se amparaban los minoristas especuladores se ha develado. Llego el momento de exigir y solidarizarse con el gobierno en las políticas de control de precios.
Ya saldrá la oposición venezolana con sus posiciones irresponsables de siempre, de complicidad eterna con los enemigos del pueblo. La sociedad venezolana debe preguntarse ahora: ¿Sí con control de precios especulan cómo sería con un gobierno de la derecha con los precios liberados? Volveríamos a vivir la época oscura en la cual el pueblo veía los productos en los estantes pero no tenía la capacidad de adquirirlos, como sucedió en la década de 1980 y 1990. Si esconden los productos se los sacaremos a la venta con la ley y a precios justos. Esta vez serán castigados como delincuentes –con penas corporales- así como serán castigados los políticos traidores que piensan capitalizar con votos esta guerra económica que daña a todo el pueblo venezolano.
MUD y especuladores son parte de los mismos fines y la misma estrategia. De nuevo los estamos derrotando porque este pueblo valiente ya sabe luchar con la fuerza y el espíritu de Hugo Chávez.
