Impoluto concierto de Mozart ofreció Alexander Carrillo en Catedral de los Caballeros

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Mérida, 6 p.m., Cielo encapotado sobre la Basílica menor. Más de 70 artistas congregados y un director para comandar.

Atrás, la preparación, afinación y vocalización llegaron como soplos de aliento para 40 destacados coristas provenientes de otra ciudad. Ciudad que se enorgullece de cobijar a la Coral del Táchira: San Cristóbal —La Villa de La Cordialidad.

Al otro lado en las altas montañas, las cuerdas frotadas, el ritmo y el compás iban a ser marcadas por la Orquesta Sinfónica del Estado Mérida (Osem). Mientras, todos los asistentes se preparaban para disfrutar, después de diez años, de un concierto de Música Académica en la Catedral.

En ciernes de la función, el Recuerdo y Memoria de José Gregorio Vásquez evocó, en prosa, todo el legado cultural del ilustre maestro José Manuel Briceño Guerrero, con dulces palabras que despertaron las más sentidas remembranzas de «Jonuel Brigue» —como también se le conocía al filósofo y escritor llanero considerado uno de los más influyentes pensadores de la América Latina.

«…Un niño que, con palabras, lo amamantó la madre. Nada le dio sin palabras.

Un niño que, con el tiempo, observó atentamente que el mundo no verbal estaba también constituido por la palabra. En gran parte todo venía por los sentidos, pero los sentidos estaban educados por las palabras», se leía en el texto de Vásquez.

La obertura de la ópera la Flauta Mágica (o Die Zauberflöte, en alemán) fue el preludio de la decimonovena y última Misa de Mozart, Réquiem en re menor, que ofrecieron la Coral del Táchira, Alexander Carrillo y la Osem, este viernes 13 de noviembre en la Catedral gótica de Los Caballeros.

Así comenzó el concierto gratuito de difuntos «in memoriam a Briceño Guerrero» que se enmarca en la celebración de los 40 años de la Coral y el 38.º aniversario de la Dirección de Cultura del Estado Táchira (@CulturaPotencia).

Ataviados con sus mejores galas los 44 cantantes desfilaron hasta la nave central de la Basílica Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción de Mérida, para interpretar los 7 bloques (o 13 cantos) que componen la obra final de Wolfgang Amadeus Mozart: Réquiem K. 626.

En tanto que desde su peana el maestro Carrillo les indicaba a los músicos, solistas y coristas, las entradas, el tiempo, el ritmo y la velocidad de ejecución. Tan ferviente fue el concierto que en algunos momentos el Do sobreagudo de las sopranos opacaron las cuerdas frotadas de los violines.

Karem Rodríguez (soprano), Eloina Ruiz (contralto), Engelber Arellano (tenor) y Temix Albornoz (barítono) fueron los solitas que se lucieron de manera conjunta en las súplicas Tuba Mirum; Recordare, Pie Jesu; Domine Jesu y Benedictus.

Luego de 75 minutos de misticismo lírico interpretativo y en medio de una borrascosa tormenta eléctrica el cuerpo de artistas culminó su actuación con la plegaria traducida del latín: «…Con tus santos para la eternidad porque eres misericordioso» del Lux Aeternam; consumación que desencadenó una impresionante ovación por parte de los asistentes para este grupo de músicos altamente reconocidos en Venezuela y el mundo. (Fotos y texto Antherson Márquez)

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