#Reflexión > La Mirada de todos | Politizar para qué?

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Por: José Gregorio Vielma Mora 

Hace unos días el presidente Nicolás Maduro llamó la atención sobre la necesidad de politizar al pueblo. En artículos anteriores hemos insistido en la necesidad de la participación del pueblo –tanto en conciencia como acción- en la solución de nuestros problemas más graves.

Debemos recordar una de las estrategias más efectivas usadas por los gobiernos de derecha en el siglo pasado y que es la causa, sin duda, de una de las debilidades estructurales más significativas de nuestro pueblo, la despolitización. Durante esa época el pueblo apostaba cada cinco años a un mejoramiento de su situación con la esperanza de un nuevo gobierno que solucionara los problemas.  Era su única oportunidad, su única posibilidad de ejercer cambios. Pronto llegaba la frustración y le tocaba esperar otras elecciones.

A partir de la Constitución Bolivariana de 1999, se abren las puertas para la participación protagónica del soberano en forma permanente. Ahora bien, desde nuestra propia opinión, a más de 15 años de este cambio fundamental, aún esta posibilidad no ha sido aprovechada completamente por el pueblo. Desde luego, los gobiernos son responsables de las soluciones a través de ejecución de políticas públicas acertadas y eficiente solución, pero la mejor garantía de éxito de esas políticas es la presencia popular en los planes y proyectos, desde su formulación hasta la ejecución final.

Lamentablemente en Venezuela, una buena parte de la población venezolana –chavista y de oposición- sigue pensando y actuando irresponsablemente sin darse cuenta de sus posibilidades y capacidades para generar cambios y transformaciones.

La apuesta permanente por un cambio de gobierno como solución, no es más que autoextrañamiento heredado de la “cultura política” del siglo pasado. La mejor muestra de esto ha sido el comportamiento del pueblo opuesto al chavismo y a la Revolución Bolivariana. Al lado de ellos, por otra parte, tenemos a un pueblo que apoya al chavismo sólo desde una óptica electoral sin sacarle verdadero provecho a los canales constitucionales y a la inmensa posibilidad de transformación contenidos en ellos.

Estas reflexiones son válidas para entender cómo problemas que nos vienen afectando a todas y todos sensiblemente como el contrabando de extracción, no es sólo responsabilidad del gobierno. El de la gasolina, por ejemplo, debería ser un problema condenado y atacado al menos por los transportistas. Sin embargo, la existencia de personas dedicadas a este delito es casi aceptada socialmente como oficio más y no son denunciados oportunamente.

Ni siquiera existe sobre éstos una condena social, al contrario son aceptados y asimilados con una naturalidad asombrosa, al punto de no necesitar un velo de clandestinidad para ejercer tan deleznable y traicionera actividad. Lo mismo pasa con los miles de bachaqueros de bienes de consumo o con los traficantes y especuladores de monedas en la frontera, los cuales no reciben una condena pública y por lo tanto, no son denunciados para ser castigados por la ley.

El cambio en la actitud anotada anteriormente, es decir la condena colectiva a estos delitos, es sólo un comienzo a las infinitas posibilidades de participación que puede tener nuestra sociedad. La repolitización del pueblo pasa porque entienda que las soluciones a sus problemas no es nada más responsabilidad del gobierno. ¿Por qué la protesta del gremio transportista no se hizo en contra de los contrabandistas de gasolina? El día que eso pase, esta Gobernación la encabezaría, estaríamos al frente protestando junto al pueblo decente.

Lo afirmamos en oportunidades anteriores, este gobierno regional está dispuesto a oír las críticas y a compartir responsabilidades de gobierno con el pueblo tachirense.