El Tamá, afectación entre humano y Madre Tierra

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Viviendas construidas dentro del Parque Nacional El Tamá

Venezuela es uno los países de América Latina y el Caribe que muestra una tendencia del crecimiento de las emisiones de CO2 del 7.0 (en porcentaje) por habitante, incrementando los cambios climáticos y demás consecuencias. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Desde hace varios años, la autora de este trabajo ha hecho seguimiento a un tema de la significación, que cada ser humano pueda y quiera otorgarle; si bien se “pone de moda” cada cierto tiempo, y algunas veces alarma y prende una luz de alerta ante tanto desinterés, no se logra sensibilizar mucho menos concienciar en pro de la conservación ambiental.

Se quiere una trasformación cultural hacia el respeto, y ante todo amor, por la Pachamama, conocida por distintos nombres, incluso adjetivos: así como vivir de ella y para ella, conlleva responsabilidad en la construcción de políticas para accionar actividades desarrolladas y por desarrollar, en pro de la vida sostenible; orientada al logro del quinto objetivo histórico de la Ley Plan de la Patria: “contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana”.

En el Estado Táchira específicamente, se ha podido vivenciar los cambios climáticos, variando aceleradamente; la búsqueda exhaustiva de toda la data, en todos los formatos y en todos los medios, los mass-media, sobre la influencia del hombre y la mujer en su entorno, ha determinado que por encontrarse en la zona de montaña, la cual cubre el mayor porcentaje del territorio regional (incluyendo los Parques Nacionales y sus Páramos, el Bosque Nublado y las divisorias de agua de crestas redondeadas), dominado por fuertes pendientes y en donde se encuentran los valles intramontanos, se ha visto sumamente afectado por las fuertes precipitaciones que se suscitan cada vez más pronunciadas año tras año.

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Cultivo de fresas, San Vicente de la Revancha Parroquia Quinimarí, Municipio Junín.

Debido a la gran actividad en el área rural estadal, la ampliación de la frontera agrícola ha avanzado de manera alarmante, alcanzando áreas muy sensibles por su papel en la regulación del flujo hídrico; lugares donde es común observar amplias siembras de cultivos, como: papa, fresa, durazno, ajo entre otros, en los cuales se utilizan agroquímicos de manera indiscriminada generando efectos nocivos que alteran las condiciones y calidad de los recursos.

Un Parque Nacional, identidad natural

Precisamente es el caso del Municipio Junín donde se encuentra ubicado parte del Parque Nacional El Tamá; al estar en épocas de fuertes lluvias, se presentan chubascos, precipitaciones en general, lo que provoca una alta saturación de terrenos, hundimientos y deslizamientos de laderas, fallas de borde, asentamientos de calzadas, entre otras reacciones de la naturaleza en lo que corresponde a la separación que hizo el humano al construir.

Mas no se ha ocupado por bioconstruir (sin provocar ningún tipo de impacto ambiental al diseñar tu hogar en tu hogar, manejando el principio de que cada acción que se ejerce implica así una reacción en todo el entorno, cuando se hace consciente de ello todo ser vivo se desenvuelve en total armonía, no existe impacto ambiental), agregando el poco, por no decir que no respetan toda la biodiversidad de verdes, amarillos, azules y la gama infinita de colores, olores, sabores y demás seres vivientes.

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El Playón lleno de la vaguada que se deslizaba por la ladera, Municipio Junín.

Algunos pobladores se preguntan por qué se ven tan afectados por las lluvias, no comprenden que sus viviendas se encuentran deterioradas, con grietas en las paredes debido a la humedad característica y cuerpos de agua de este Parque; las precipitaciones contribuyen en estos casos a empeorar la situación; se observa la poca importancia que le dan al cuido y mantenimiento de sus instituciones educativas, sus sitios de recreación; pasando por alto el hecho de ser un Parque Nacional, tienen el deber de ello.

Es el caso de la Señora Polonia Sanguino, nacida y criada en San Vicente de la Revancha, parroquia Quinimarí del Municipio Junín, quien se encuentra aungustiada porque tiene toda su vida viviendo en el Parque y su casa es una de las tantas que se han visto amenazadas por su propia afectación,

“tengo más de 80 años por aquí, eso lo decretaron Parque Nacional fue por los años 70, cuando ya yo tenía más bien nietos, nosotros pertenecemos aquí, es nuestro hogar.”

Amparo legal

Los parques nacionales están protegidos por el Estado venezolano, desde la Constitución hasta instituciones específicas encargadas de cuidarlos. Y son los ciudadanos, los habitantes del país en conjunto con el Estado los que deben participar activamente en esta labor. En la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se declara en el Capítulo IX, Artículo 17:

“Es un derecho y un deber de cada generación proteger y mantener el ambiente en beneficio de sí misma del mundo futuro. Toda persona tiene derecho individual y colectivamente a disfrutar de una vida y de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado. El Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, genética, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos naturales y demás áreas de especial importancia ecológica…

Es una obligación fundamental del Estado, con la activa participación de la sociedad, garantizar que la población se desenvuelva en un ambiente libre de contaminación, en donde el aire, el agua, los suelos, las costas, el clima, la capa de ozono, las especies vivas, sean especialmente protegidos, de conformidad con la ley.”

Otras leyes que salvaguardan la integridad de los Parques Nacionales, existe: La Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio(1983), La Ley Orgánica del Ambiente (2006), La Ley Forestal de Suelos y Aguas (1966) y su Reglamento (1977), La Ley Penal del Ambiente (1992), La Ley de Diversidad Biológica (2000), La Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas (2005), La Ley de Aguas (2007); existen además disposiciones y reglamentos.

El Ambiente en la Revolución

Ya Simón Bolívar en 1825 lo pensaba

“…Lo que se destruye es inútil a todos… y aquí no habrá si no inmensos desiertos propios para vivir el abrigo de estos males. En una palabra, lo que se destruye es nuestro y ya nos queda poco que destruir…”

El Comandante eterno Hugo Chávez sentía preocupación e interés al igual que el Padre de la Patria, por el medio ambiente y su degradación, dejó como legado cumplir a cabalidad la Carta Magna, específicamente de las competencias ambientales, donde en sus Artículos 107,127, 128 y 129 principalmente, estipulan como principio “es un derecho y un deber de cada generación, proteger y mantener el ambiente en beneficio de sí misma y del mundo futuro.”

Es una ardua labor transmitir el mensaje, más allá de proteger los espacios, convertir el modo de vida de consumistas a autosustentables, desarrollar huertos urbanos, cada sector, comunidad, comuna, cada hogar produzca el cultivo que consuma; el trabajo en colectivo es la respuesta a tantas preguntas hoy día, se pretende aprovechar los distintos avances tecnológicos y científicos, para apoyar el desarrollo sustentable en armonía con la Madre Tierra. FIN/Nayralda Lobo/Prensa Fundaceta

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