Por José Gregorio Vielma Mora
@VIELMAESTACHIRA
En estos tiempos de dificultades económicas, en los cuales hemos debido enfrentar fenómenos duros y peligrosos para nuestro pueblo como la inflación y el desabastecimiento, es necesario reflexionar sobre nuestro país más allá de la lógica recurrente de culpar al gobierno revolucionario. Cierto es, el gobierno bolivariano ha cometido sus errores pero también los ha reconocido como primer paso para la enmienda, la necesaria corrección que demuestra la indoblegable voluntad del chavismo de hacer realidad el socialismo del siglo XXI.
Es precisamente en tiempos donde las voces agoreras –de las derechas e izquierdas- hablan del “fracaso” chavismo donde la visión de amplia perspectiva que nos dejó el Comandante Eterno Hugo Chávez hoy cobra más vigencia que nunca. Particularmente para contestarle a todos aquellos que apuestan a otro modelo de país sin explicarlo, ni describirlo porque estamos seguros que ni siquiera han hecho ese ejercicio de elemental “sentido común”.
Me refiero a que en estos 16 años hemos venido modelando una economía verdaderamente social. Nunca hemos ocultado eso. Chávez como legado y, ahora, Nicolás Maduro son consecuentes con un discurso y una acción. Allí están los hechos y los logros, repetirlo o recalcarlos es reiteración para los “peores ciegos que no quieren ver” pero nuestro número de pensionados a salario mínimo, la mayor cantidad de viviendas de calidad nunca antes entregadas al pueblo, una de las mayores matrículas universitarias del mundo, para sólo mencionar 3 de los más grandes e innegables logros dan autoridad moral para plantarse frente a los “analistas” de nuestro fracaso.
Tal vez vocean nuestro fracaso para tapar uno mayor y más evidente: la profunda crisis del Estado Liberal a nivel mundial y la necesidad histórica de reformular urgentemente las nuevas formas de “acuerdos sociales” y las reglas del juego que rigen nuestras sociedades. La crisis europea y su incapacidad para absorber la avalancha migratoria del Medio Oriente y África, las debilidades estructurales de la economía norteamericana, el creciente poder de las corporaciones, el desempleo y pobreza mundial galopante son clarísimos síntomas de muerte de un sistema económico y de “un modo de vida”.
Frente a esa realidad, Venezuela viene luchando en estos últimos años por modelar una sociedad cada vez más incluyente. Tratando de hacer realidad nuestra democracia participativa y protagónica como única alternativa para la construcción de una economía justa e igualitaria.
Ahora bien esta lucha por crear una nueva sociedad debe contar con todos. El Estado venezolano como el gran ductor y proveedor de riquezas y un inmenso número de venezolanas y venezolanos asociados para la producción en cualquiera de las formas de acuerdos productivos posibles, bien sean privadas e individuales o bien colectivas y comunales, pero todas la conciencia de hacer crecer al país.
Al pueblo lo hemos venido educando para eso pero el proceso ha sido lento porque primero debimos alfabetizarlo, graduarlo de bachiller y ponerlo a estudiar en las universidades. Ahora nos toca estimularlo a producir en comuna o para desarrollar iniciativas de emprendimiento productivo
Al lado de ellos entonces deberíamos tener una clase propietaria –más no dominante- que con válido afán de lucro rompa definitivamente –si son tan liberales- con la dependencia del Estado y sus dólares preferenciales para lograr exportaciones y, en consecuencia, divisas no petroleras que redundarían en beneficio de todas y todos los venezolanos.
A los empresarios venezolanos les llegó la hora de la “chiquita” porque toda esta nueva realidad económica obliga a ver más oportunidades que obstáculos. Toda esta nueva crisis ha develado muchas verdades. Pero la más evidente es que no tenemos otro camino que éste, entre otras cosas, porque el liderazgo de la oposición nos quiere volver a llevar a esa Venezuela de exclusión que nadie quiere.
El chavismo seguirá en el poder por voluntad del pueblo, no hay duda de ello, pero debe contar con mujeres y hombres capaces de entender el inmenso reto que tiene Venezuela como modelo experimental de la nueva sociedad justa en contraposición a los ya gastados modelos liberales y neoliberales que pretenden regresar.
@VielmaEsTachira
