Todo sobre la Revolución Restauradora se encuentra en la Red de Bibliotecas

libros REV.LIV.RESTA

En un día como hoy, pero de 1899, se inicia la Revolución Liberal Restauradora, cuando  el capachero Cipriano Castro  se alzó en, en armas contra el Gobierno de Ignacio Andrade y cruza  el río Táchira, en el comienzo de una victoriosa marcha hacia Caracas.

Pues bien, toda la información sobre este acontecimiento, donde los tachirenses comenzamos a ser los grandes protagonistas del acontecer político, económico y  social del país, se encuentra en todos los servicios de la Red de Bibliotecas y en el caso de la B.P.C ‘Leonardo Ruiz Pineda’ hay numerosas publicaciones  en la Sala Estadal ‘Lolita Robles de Mora’ y en la Sala Vertical

Hay que recordar que  la Revolución Liberal Restauradora es conocida como la  invasión de los sesenta. Entre quienes acompañan a Castro iba su compadre Juan Vicente Gómez. Castro proclamaba que Andrade violaba la Constitución y él la restauraría. En la población tachirense de Capacho, su cuna, lo espera una multitud.

 Allí organiza un ejército de 1.500 hombres y avanza hacia Caracas, de triunfo en triunfo, hasta llegar a la capital el 23 de octubre de 1899. El lema de su revolución era: Nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos.

La bala de la Carmelera (donde muere Joaquín Crespo) va a trazar rumbos nuevos a la historia política venezolana. El Congreso de 1899 acuerda restablecer la autonomía de los Estados conforme a la Constitución de 1864 y dispone que en tanto se organicen las secciones con el carácter de Estados, Andrade nombre presidentes interinos volviendo a las «autonomías históricas». Esta reforma divide el Congreso en revolucionarios y constitucionalistas y le da bandera legitimista a los aspirantes a la silla presidencial.

Cipriano Castro, antiguo parcial de Andueza Palacio, cruza el río Táchira el 23 de Mayo de 1899.

Esta invasión se ha llamado la Revolución Liberal Restauradora o invasión de los sesenta. De segundo viene Juan Vicente Gómez, antiguo comerciante en ganado y de carácter reservado.

Castro es hombre nervioso, retórico, valiente. Triunfa en «Tononó», «Las Pilas», «Cordero».

Resuelve marchar al centro y en Trujillo aprovecha la vieja contienda entre conservadores y liberales para identificarse con los segundos. En las alturas de Nirgua derrota al general Rosendo Medina y en Tocuyito, vence definitivamente a los generales Antonio Fernández y Diego Bautista Ferrer. Recibe el apoyo de los «nacionalistas», quienes creen que está trabajando para su jefe.

Con la entrada de Castro, Caracas ve de nuevo espectáculos a los cuales ya se había acostumbrado. Similar al de 1864, cuando entraron los federales, al de 1870, cuando entraron los de la Revolución de Abril, al de 1892, cuando penetraron los llaneros «legalistas» de Crespo. Adquiere de nuevo aspecto de campamento. Con Castro, dice Juan Oropesa, penetra en la historia «la llamada invasión andina, porque con ella irrumpen por primera vez en el escenario de la política nacional las hasta entonces más sedentarias masas de las tierras altas, integradas por gentes que hablan pausadamente, arrastrando las eses y cuya misma fisonomía, difiere de la del tipo más hibridizado del resto del país. FIN Prensa Red de Bibliotecas Públicas/Daniel Useche