Hasta el 9 de septiembre la Galería “Manuel Osorio Velasco” de la Dirección de Cultura del estado Táchira (DCET) presentará la exposición “De Cara e Perro a Encontrados”, una muestra colectiva que busca rescatar desde el arte contemporáneo la memoria del Ferrocarril del Táchira, obra que introdujo la modernidad a la entidad y recorrió sus suelos durante más de 100 años.
De acuerdo con el antropólogo Anderson Jaimes, este transporte ferroviario transitó durante el siglo XIX y las primeras dos décadas del siglo XX la estación zuliana Encontrados, ubicada en el puerto del mismo nombre situado a orillas del Río Catatumbo, y las andinas Salazar de Las Palmas, Orope, La Fría y Táchira, situada en la meseta Cara e Perro y que el primer obispo del Táchira, Monseñor San Miguel, renombró San Félix, aldea perteneciente a Colón, municipio Ayacucho.
Jaimes y los artistas Carlos Cruz, Osvaldo Barreto, Annie Vásquez, Peter Andrés y Rafael Sánchez son los artífices de las seis complejas instalaciones, ensamblajes, objetos y recreaciones gráficas con las que evocan el ferrocarril, perspectivas artísticas cimentadas en un proyecto de investigación transdisciplinario realizado por Fundación Bordes, Museo del Táchira y Universidad de Los Andes (ULA).
El antropólogo explicó que su abordaje sobre esta obra ferrocarrilera, considerada la más importante de los Andes venezolanos, lo realizó “desde las personas que escribieron sobre el ferrocarril, en especial los cronistas de finales del siglo XIX”.
Osvaldo Barreto, conocido en el ámbito artístico como “Oscuraldo”, “hizo una lectura de este caballo de hierro como un elemento tecnológico y lo que representó dejar la mula de carga para transitar por un elemento totalmente moderno”, detalló el también investigador del Museo del Táchira y Fundación Cultural Bordes.
Annie Vásquez, presenta una lectura “más romántica del ferrocarril, fuente de inspiración para la ensoñación de las personas al ser un medio de transporte en el que se iban y llegaban los seres amados, los sueños”, comentó Jaimes.
Empleando llamativas instalaciones, Rafael Sánchez devela la relación intrínseca que tuvieron el ferrocarril, la economía tachirense y su principal producto: el café, pues este caballo de acero se convirtió en el principal motorizador de la economía regional.
El joven arquitecto Peter Andrés, por su parte, da cuenta de los procesos de transformación y estética que el ferrocarril planteó para los imaginarios tachirenses como fueron los puentes, túneles, vías de hierro y demás infraestructuras arquitectónicas antes desconocidas.
El espíritu del ferrocarril encarnado en los maquinistas, freneros, conductores y los trabajadores de la estación fue evocado por el escultor Carlos Cruz.
Importancia multidisciplinaria
“De Cara e Perro a Encontrados” es el faro con la que los artistas desean atraer la atención de la colectividad e instituciones sobre este importante fenómeno y su importancia cultural, histórica, económica y estética.
“Por ejemplo, el ferrocarril representó la posibilidad de acceso del pueblo tachirense a libros, cámaras fotográficas, pintura, cine automóviles, radio y las últimas tecnologías, permitió que intelectuales tachirenses se formaran en países, posibilitó la entrada de avances tecnológicos y de manifestaciones culturales desconocidas, permitió los procesos de comunicación del Táchira con el resto del país y el mundo y permitió a nuestra comarca estar en los primeros lugares de la producción nacional cafetalera durante esa época”, recordó Jaimes. FIN Prensa Dirección de Cultura. Fotos: Marcelo Delgado
